NCI-Emanu El en el circuito de la bicicleteada interreligiosa

Desde el patio principal de la mezquita de Palermo, unas 250 personas en bicicletaescuchaban las palabras del profeta Mahoma en la boca de Fidant, uno de los líderes religiosos. "Éste es el consejo del profeta para el que emprende un recorrido: que en tu camino alcances el bien", dijo. Estaba por comenzar la bicicleteada interreligiosa organizada por la Dirección de Cultos porteña. Por delante había un recorrido de ocho templos de las distintas religiones que conviven en la ciudad.Poco antes de las 10 de ayer, todos habían llegado con ganas de ser parte de esa iniciativa que despertó tanto el interés como la curiosidad."Éste es el rincón más islámico de la ciudad", anunció el líder de la mezquita. "Nuestras puertas están abiertas, vengan cuando nos quieran visitar", dijo Fidant.

El siguiente templo fue Iskcon, en Ciudad de la Paz y Jorge Newbery, donde tenían su "fiesta de domingo" los Hare Krsna. Un grupo esperaba a los ciclistas con sus mantras. "Bienvenidos, visítennos cuando quieran", decían, y repartían invitaciones para la fiesta del próximo domingo, en la que habrá cantos, meditaciones y hasta un almuerzo final.

Pocos minutos después, la multitud avanzaba otra vez por las calles de Belgrano. Pedalear por Maure fue el tramo más difícil. Para algunos resultaba una buena metáfora de la vida de las religiones: por empedrado y en subida. Sin embargo, los representantes de los distintos cultos se encargaron de tirar por tierra ese mito. Todos ellos se mostraban felices de profesar su fe. Como Amal Longhi, que en 2003 entró a la mezquita de Palermo como una católica que iba a estudiar árabe y hoy recorre las calles de Buenos Aires en bicicleta con túnica y jiyab. "Nadie nos obliga, esto es algo que uno elige libremente y con mucha alegría", dice.

Después de pedalear un buen trecho se llega al templo budista Fo Guang Shan, en la avenida Cramer, donde al arribo de las bicicletas se celebraba la ceremonia del agua. Desde las ventanas del primer piso llegaban los cantos y un miembro de esa comunidad salió a contar la historia de ese templo, donde también funciona un monasterio budista.

Unas pocas cuadras más adelante, Nicolás, un sacerdote anglicano, esperaba a la multitud sobre ruedas. "Hoy el anglicano típico en la Argentina no es una señora mayor inglesa, sino alguien de los pueblos wichi, del norte del país, donde se instalaron las principales misiones -explicó-. Y el país con más miembros no es Inglaterra, sino Nigeria."

Algo similar ocurrió en las puertas de la Iglesia Presbiteriana San Andrés, donde cada domingo participan unas cien personas del culto matutino. El templo tiene 110 años y fue edificado por colonos escoceses. Kattie, una de las hermanas de la congregación, recibió a los ciclistas curiosos y contó que la comunidad le presta el templo los domingos por la tarde a la Iglesia Metodista Cristo Rey.

La siguiente parada fue en la sinagoga de la Nueva Comunidad Israelita Emanu El, en Olazábal, que nació en 2002 de la fusión de esas dos comunidades, que hoy buscan transmitir tanto la tradición como la espiritualidad del pueblo judío. Había que seguir pedaleando con destino a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Allí, en Zabala y O'Higgins, el elder Marcelo invitó a los ciclistas a entrar a la casa de jóvenes. Servían bebidas frías y ofrecían los baños a quien los necesitara. "Nos encanta recibir visitas. Vuelvan cuando quieran", se despedía el elder Marcelo.La última parada era la Redonda de Belgrano, como se conoce a la parroquia Inmaculada Concepción, inaugurada en 1878 y construida por dos arquitectos para emular el Panteón romano, según contó el seminarista Joaquín, encargado de recibir a los ciclistas. Estaba por concluir la bicicleteada interreligiosa..

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