Reflexiones de nuestros Rabinos

Inspiraciones

Hielo Ardiente | Llama incandescente

Por el Rab. Ariel Groisman
Beit Midrash Gran Templo Paso

 “Al Rabí Israel Baal Shem Tov, el padre del movimiento jasídico, le gustaba mucho el brillo y resplandor de la luz, y es por ello que sus discípulos siempre le procuraban brindar una óptima iluminación, mientras aguardaban a su maestro en la casa de estudios, en las heladas veladas de algún desangelado paraje en la mítica Poldavia, hace unos 300 años.
En cierta ocasión, la única vela que alumbraba el ambiente estaba por extinguirse, y por más esfuerzos que los discípulos realizaron, no consiguieron de ninguna otra. Sensaciones de sincera frustración los invadieron, al no poder complacer a su guía y mentor.

Cuando el Baal Shem Tov ingresó al recinto y percatarse de la situación, les indicó a salir fuera y recoger los bloques de hielo que se acumularon en el techo tras la intensa nevada, y encenderlos, a modo de velas de hielo.

El hielo ardía como la cera más candente, e inundó la habitación de su prístina luz.

El Baal Shem Tov y sus discípulos trasformaron el hielo en fuego.  El hielo ardía y no se consumía….”

El hielo representa la apatía imperante, la anomia generalizada, la frialdad y la distancia gélida para con nuestros valores y tradiciones judaicas, y el Baal Shem Tov nos enseña a tomar esos elementos, y encenderlos, estimularlos, motivarlos, inspirarlos  con el fuego y la luz de la Torá, hasta que alumbren y ardan.
La Torá es como un látigo relampagueante, una llama flameante y anhelante, como un brasero candente, ardiente, cual perfume a azufre exasperante, que lacera máscaras, socava sombras, calcina las tinieblas, alumbra las penumbras.



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