Ese fascinante objeto de deseo
Por Rab. Yosi Baumgarten

Esta historia ocurrió hace 2000 años. Nos la narra el Midrash, la milenaria obra que recopila las interpretaciones de los Sabios de la Mishná.
Se trata sobre una mujer judía, tras más de 10 años de matrimonio y buscar constantemente un embarazo con su esposo, lamentablemente no había quedado encinta.


A causa de ello, él tomó la dramática decisión de divorciarse de ella, por lo que se apersonó ante el Rabi Shimón bar Iojai, de bendita memoria, quien fuera el celebre autor del Zohar, el clásico de la Kabalá.
El Sabio le sentenció este hombre que, así como había celebrado con alegría su casamiento, de la misma manera debería celebrar su separación matrimonial.


El marido preparó entonces una fiesta más importante aun que la primera; y en el apogeo de la misma llamó a su esposa y le pidió, para su regocijo, que elija de entre sus posesiones, la que desee, aclarándole que no le negaría nada.
¿Qué fue lo que ella hizo? Le sirvió tanto vino que el hombre se emborrachó y se quedó dormido en su cama. Entonces pidió a sus sirvientes que lo lleven con su cama al cuarto de ella.


A la mañana siguiente, al despertarse, se percató de que se encontraba en la casa de su esposa.
Entonces, le preguntó: ¿Por qué lo había llevado allí, acaso no estaba claro que él quería divorciarse?
A lo que ella le replicó: "No me dijiste que podía tomar cualquier cosa que quisiera? No deseo tu oro, ni tu plata, ni tus piedras preciosas, ni tus perlas. Todo lo que quiero es a ti. Sólo tú eres el objeto que deseo".


Cuando el esposo escuchó esto, se enamoró una vez más de su esposa, tomándola nuevamente como antes. En mérito de esto, el Santo, bendito sea, les concedió hijos.

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